ALFREDO ZURITA DEP



 DESCANSA TU CUERPOTE EN PAZ. ¿Quién no estuvo con él en alegrías o tristezas? Donde se forja la unión .

Atropellado en el barrio por un autobús y tras unos pocos días en la máxima gravedad del hospital doce de Octubre de Madrid fallece el párroco Alfredo Zurita. Grandón de voz amiga y graciosa, de andares a grandes trancos con sus tirantes y sus sandalias franciscanas se le veía andar, siempre rápido, siempre atento y amable, siempre con prisa por las calles y callejas del barrio, de San José de Valderas en Alcorcón. Sus grandes manos siempre llenas de cosas que hacer, con los niños, con los necesitados, con la gentes del barrio daban esa sensación de plenitud de cornucopia cristiana que son camino más que hecho y son esperanza más que frustración por lo que no se pueda alcanzar a llevar a cabo.Un sacerdote con más de treinta años de labor pastoral pero también asistencial, social, de colaboración de integración de marginados, minorías inmigrantes, de colaboración con parados, drogadictos, en un barrio trabajador crecido en las emigraciones de los años sesenta y setenta y especialmente castigado por la droga durante los años ochenta. Una palabra amiga para todos creyentes o no, cristianos o musulmanes, cercanos o lejanos que le hicieron tan del barrio como cada una de las calles o los castillos, como cada uno de nosotros, como cada actividad o iniciativa de educación, ayuda, amparo, asistencia cristiana que salía del grupo de su iglesia.Muere en acción "Zuri", como era él, activo, en la calle, urgente, necesario, amable, de voz directa castellana, franca y colosal.