Felicidades y muchas congratulations para los oscenses los Navarros y los Susos que todos son uno : el equipo que repite Leb Oro Lobe Peñas de Huesca…….. del Blog de OSCAR HERRERO:
Quizás yo sea muy joven, y seguramente aún sea muy pronto para escribir sobre todo lo que viví anoche. Pero… el cuerpo me pide que me saque de encima de algún modo lo que estoy sintiendo. Y no se me ocurre nada mejor que abrir mi Microsoft Word y teclear lo que me vaya viniendo a la mente.
Sin duda lo primero y más importante, ¡guau! Guau a toda la gente oscense que se desplazó sin ninguna duda para animar al equipo de su corazón. A un equipo que, digamos, ha tenido un año muy difícil por h, por b, y por más consonantes y vocales, pero que, bueno, finalmente ha cumplido el objetivo, que no era otro que mantenerse en la segunda categoría del baloncesto español.
De nuevo soy muy joven para opinar, o para saber, pero entiendo que el ser humano es un animal de costumbres, y sin duda el año pasado los aficionados del Peñas se acostumbraron a ganar. Y este año, sí, todo el mundo decía que no esperaban nada similar, que se sufriría, que la permanencia… pero de forma inconsciente la gente iba con la convicción de que de nuevo se iba a conseguir la victoria siempre o casi siempre.
Puede que me equivoque, pero si como jugador lo esperaba, me hago a la idea de que como aficionado más. En cualquier caso, no tiene sentido hablar de cosas pasadas, de hechos que no se pueden mejorar, ni de tiros que no entraron. Hablemos entonces de cosas buenas. Hablemos entonces de la marcha verde.
Después de decir ¡guau!, sigo con mi vocabulario y os digo ¡chapeau! Es verdad que en fechas señaladas en rojo en el calendario las emociones que se viven son más intensas, o son diferentes. Y tal vez sea esa predisposición a sentir más, pero lo cierto es que al oír a la afición llegar a cuentagotas y de forma constante y continua, con sus gritos de ánimo y con el calor que nos daban, toda la piel se me puso de gallina, y creo que a mis compañeros igual. Y entonces supimos que no podíamos fallar.
Ver una grada verde, no tiene precio. Y ahora me voy a poner un poco sentimental (perdonadme por favor). A ver cómo me explico sin sonar demasiado cursi. El ser humano, un hombre común, experimenta muchas emociones a lo largo de su vida. Experimenta todas las emociones. Unas son más intensas que otras. Se enamora, sufre pérdidas, se enfada con amigos… Pero sentir, sentir de verdad que tienes una ciudad detrás, empujándote, ayudándote, animándote, es una sensación única. Te hace sentirte vivo, si entendéis lo que quiero decir. Te hace volverte loco en el buen sentido de la palabra. Te hace agradecer mucho el hecho de existir.
Es difícil de explicar, pero es un sentimiento muy intenso, gratificante y enorme. Y así fue ayer por muchos motivos. El baloncesto me ha dado muchas cosas: una disciplina, un horario, un concepto de esfuerzo, solidaridad, amistades… Y en los dos últimos años, dos experiencias diametralmente opuestas, pero con dos elementos en común. Uno, la victoria en el partido definitivo. Y dos, la gente de Huesca.
Lógicamente no es lo mismo conseguir un ascenso que asegurar la permanencia. Por otro lado, cuando tienes un objetivo claro y lo cumples, la satisfacción puede ser similar. Además, cuanto más se sufre, más se saborea el premio, ¿no? La incertidumbre es lo que tiene. Y claro, al final queda la sensación de que se podía haber hecho más… pero hablar de hipotéticos a toro pasado es muy fácil, y no suele aportar nada.
Así que ahora me encuentro, supongo que tanto yo como el resto del equipo, con sentimientos encontrados. Y la verdad es que suele pasar. Me refiero a que, a veces, tienes tantas ganas de que llegue algo, que cuando por fin llega, te quedas un poco vacío. Todo se acaba, y poco a poco te das cuenta de que hay gente a la que es muy probable que nunca más vayas a ver. Y claro, eso empaña el sentimiento de alegría del deber cumplido. Piensas en lo que ha pasado y en lo que va a pasar ahora. Y aunque hubo momentos duros, empiezas a echar todo un poco de menos. Y sí, estás de vacaciones, vuelves a casa, con la familia y amigos de la infancia, pero esa equipación que se amontona en el armario, ese balón que te habla desde debajo de la cama, te recuerdan todos los meses que has vivido. Y la vuelta a tu vida anterior se hace un poco difícil de digerir.
Entonces, ¿qué queda ahora?, nos preguntamos todos. Mi consejo es que os alejéis un poco de la situación y del tiempo. Que penséis con la cabeza fría la experiencia que se vivió en Lérida. Que descanséis del baloncesto, cojáis un buen libro y os relajéis. Id al cine (espero que no sea tarde para ver el Cisne Negro y a Natalie Portman), llevéis a vuestras parejas de picnic, y seáis felices.
Y antes de que os deis cuentas una nueva temporada habrá empezado, y de nuevo podréis decir este me gusta, este no, este hace esto y este lo otro. Aún desde Huesca, muchas gracias afición por un año que no olvidaré. Cogeré lo malo y aprenderé de ello. Cogeré lo bueno y lo enmarcaré en mi habitación.
Pero lo que seguro que recordaré es ese cántico pegadizo que os sabéis muy bien: “La marcha verde nunca pierde”.
Fuente: www.encancha.com/articulo/12553 Y CB PEÑAS